ESPACIOS GEOGRÁFICOS DE LA FRONTERA DE
ESPAÑA – PORTUGAL
José María
Tejero de la Cuesta
LOS ESPACIOS
GEOGRÁFICOS DE LA FRONTERA
ESPAÑA -PORTUGAL
Los
espacios geográficos de la frontera entre
España y Portugal han sido construidos por
las distintas sociedades agrarias que se han sucedido desde la
baja Edad Media. Son un patrimonio espacial
y cultural de incalculable valor.
Su
construcción ha sido concorde a las particulares
condiciones naturales de cada zona de la larga frontera. En base a estas las
características singulares se identifican y
delimitan los
espacios geográficos recogidos en Mapa de los espacios geográficos
transfronterizos España – Portugal (Las capas de este mapa
están georreferenciadas en formato .pdf geospatial. Es
un mapa interactivo una vez
descargado y abierto con Adobe ReaderX o superior) y en el Directorio de
los
Espacios
geográficos España -Portugal
Estos
espacios históricos tradicionales están en evolución para integrarse
en las condiciones económicas,
productivas y tecnológicas de la
nueva sociedad digital. Una
adecuación que pasa necesariamente
por un proceso repoblador y por
nuevas y diversificadas capacidades productivas, soporte de una economía local de contacto, conectada con una economía global.
LA FRONTERA ESPAÑA -PORTUGAL
La
frontera entre España y Portugal ha sido históricamente una línea de contacto y de
separación. Esta frontera de 1.214 Km de longitud fue establecida
por varios Tratados firmados el Siglo XIII
y, finalmente, por elAcuerdo
de Límites de 1926 se llega
al trazado actual.
La raya o A raia en portugués o gallego,
ha sido y sigue siendo una poderosa
barrera entre dos territorios contiguos, Portugal y España
(Galicia, Castilla y León, Extremadura y Andalucía).
La divisoria política se ha sostenido sobre imponentes fortalezas y ciudades amuralladas como las relacionadas en el artículo de La Raya(frontera) en la wikipedia.org.
Estas barreras defensivas se refuerzan con la barrera natural de los
profundos valles fronterizos del Miño
en Pontevedra, El Duero en Zamora y Salamanca, El Tajo en Cáceres
y el Guadiana en Badajoz y Huelva. Y también con los valles de otros ríos menores como el Manzanas
en Zamora, el Turones en
Salamanca el Erges en Cáceres,
el Ardila en Badajoz
o el Chanza en Huelva. El conjunto de estos tramos fluviales internacionales suma unos 400 km lineales de frontera entre
España y Portugal.
Muchos
de estos ríos transfronterizos han tenido que
labrar las duras rocas
cristalinas o metamórficas de las penillanuras que atraviesan
creando valles estrechos
y profundos que en alguno de los
tramos alcanzan los 500 metros de desnivel como en el
caso de los Arribes del Duero-Douro. Antiguamente se ha aprovechado el microclima
de estos valles para cultivos de zonas mas cálidas mediante
el aterrazamiento de las laderas con bancales. A lo
largo
del Siglo XX se han ocupado estos valles
para la construcción de grandes embalses hidroeléctricos expulsando la
población que vivía en estos valles
mantenía los cultivos de los bancales. Se ha reforzado así el efecto barrera, se han despoblado estos terrenos transfronterizos y el agua transformada en electricidad se ha exportado a los espacios urbanos y su valor a engrosar capitales
foráneos.
Las relaciones entre los dos países transfronterizos y la de los de los
pueblos separados por la frontera se han enfrentado también con
la carencia de infraestructuras de transporte.
En el pasado no ha habido comunicaciones trasversales entre España y
Portugal. Han sido comunicaciones, a ambos
lados de la frontera, norte-sur como
las vías romanas, los caminos de
trashumancia o de peregrinación, los desplazamientos de repoblación o el comercio
de los productos agrarios obtenidos
en los microclimas de los bancales o en las cuencas
sedimentarias más meridionales.
Actualmente la red autoviaria comunica ambos
países por los pasos de Huelva,
Badajoz, Salamanca, Zamora Orense
y Pontevedra. Pero la intensidad de
tráfico escasa salvo el que genera el transporte de mercancías que relaciona a Portugal con Europa.
La red
ferroviaria es antigua y apenas utilizada tanto
para transporte de pasajeros como de mercancías. Portugal y España tienen tres
fronteras ferroviarias:
Badajoz, Tui (Pontevedra) y Fuentes de Oñoro (Salamanca), aunque esta última es
solo para mercancías.
El
viaje entre Lisboa y Madrid obliga a coger cuatro trenes diferentes y se tarda 11 horas en recorrer los 625 kilómetros
Castillo de Puebla de Sanabria, Castillo de Vilvestre, Castillo de Sobradillo, Recinto Amurallado y Torre del Homenaje de San Felices de los Gallegos, Castillo de El Gardón, Real Fuerte de la Concepción, Ciudad Rodrigo, Castillo de La Alberguería de Argañán, Castillo de El Payo, Almeida, Castillo de Trevejo, Castillo de Eljas, Castelo Rodrigo, Castillo de Peñafiel (Zarza la Mayor), (Cáceres), Recinto amurallado de Alcántara (Cáceres), Recinto abaluartado de Badajoz, Alcazaba de Badajoz, Recinto abaluartado de Elvas (Badajoz), Castillo de Elvas, Recinto abaluartado de Olivenza, Castillo de Olivenza, Castillo de Marvão, Estrela de Almeida, villa medieval, Castillo de Valença, Valença do Minho, Catedral de Santa María de Tuy, Tui / Tuy, Fortaleza de San Lourenzo, Goián, Tomiño, Fortaleza de Vila Nova de Cerveira, Castillo de San Marcos (Sanlúcar de Guadiana), Castillo de Castro Marim y Castillo de Ayamonte
Hasta la pandemia de 2020 circulaban por la Península los históricos Sud Express (Lisboa-Hendaya)
y Lusitania Express (Lisboa-Madrid). Este último era un tren nocturno que conectaba
a las dos capitales ibéricas
en nueve horas.
A estas barreras política, natural y
de comunicaciones se unen unos suelos rocosos y pobres del zócalo ibérico que solo
pueden sostener un aprovechamiento agro-silvo-pastoril muy extensivo del del monte hueco – las dehesas- de los terratenientes.
Las zonas de cultivo se limitan al
ruedo hortícola en torno
a los pueblos, al aprovechamiento de las vertientes de los ríos mediante una costosa construcción y mantenimiento de
bancales en la actualidad abandonados, el fondo de los valles – ahora ocupados por el agua de
los embalses - y algunas fosas tectónicas rellenadas por
sedimentos terciarios.
En estas condiciones la emigración
ha sido una constante histórica, primero en el descubrimiento y conquista de las Indias -tanto orientales
como occidentales – después en su
colonización y en la pretensión de “ hacer
las américas” y finalmente, hacia las ciudades litorales,
Madrid o los industrializados países europeos.
Los
espacios transfronterizos siempre
han sido espacios desarticulados, pobres,
despoblados y expoliados de sus
recursos forestales mineros e
hidroeléctricos para satisfacer las
demandas urbanas. Y con un modelo de desarrollo basado
en ser un parque temático de vacaciones y ocio de las
poblaciones urbanas.
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